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REFLEXIONES DE UN JUBILADO

Autor:  Valentín García Carballo



FORMA DE ESCRIBIR
Tengo dicho que suelo escribir de acuerdo al sentimiento del momento, que es la mejor forma que conozco de reflejar fielmente lo que siento cuando me decido a hacerlo. Bien es cierto que el sentimiento camina al compás del latido del corazón y cambia a su ritmo. Como tengo por cierto que no me empeño en ser conocido sino que sigo la máxima de intentar ser una persona  que valga la pena conocer

AÑORANZA
No sé en qué momento de mi vida, descubrí que me gusta soñar despierto. Hoy, ese es un valor añadido que utilizo con cariño, incluso cuando estoy dormido.

Cuando era niño, quería cumplir años. Cuando cumplía años, quería adquirir experiencia. Cuando adquirí experiencia, quise ampliar conocimiento. Cuando amplié conocimiento, quise encontrar sabiduría. Hoy, añoro los años de mi niñez.

EL TIEMPO EN LA EDAD

El tiempo es una maquinaria infernal que nos proporciona conocimientos pero nos priva de criterios. Nos somete a la servidumbre de nuestro físico, que de forma gradual merma razonamientos.

El desvarío se convierte en algo normal. La duda acompaña al movimiento, y la incertidumbre al hábito. Se sueña despierto y el sueño nos pilla por sorpresa. La claridad de antaño se convierte en brumosa aventura. El equilibrio es un estado que buscamos sin éxito la mayoría de las veces en el sentido que hace mucho tiempo nos abandonó. La inseguridad en el caminar se convierte en la aventura diaria. El recuerdo es algo que se nos olvidó hace ya mucho tiempo. La edad mejora el conocimiento pero entorpece la interpretación.
Quizá, por eso, un poco de forma inconsciente, y otro tanto porque la naturaleza juega a favor de inventario, retornamos a nuestros orígenes con deseo de permanencia.

LA LOGICA DE LA RAZON
Durante toda mi vida he tratado de moverme entre la lógica como camino que conduce a la razón.
Hoy, pasado tiempo suficiente en mi existencia para comprender que puedo emitir conclusiones sin el temor de sentirme molesto por haberme equivocado, concluyo que no sé  que es la lógica ni donde está la razón.
La evidencia de hechos demostrados dejados atrás, se contradice con la incertidumbre de lo que pueda suceder mañana. Ante un mismo efecto, se producen distintas causas. De nada vale el precedente

CONOCIMIENTO

La tosca inopia, sobre todo si es interesada, pretende ignorar que el conocimiento tiene un proceso de adaptación. Según prioridades, el conocimiento se puede plantear como una necesidad (trabajo, estudios, formación de parejas, etc.,) En otros, basta con el cicatero discernimiento para convencerse que ya se tiene suficiente conocimiento.

EXPERIENCIA

La experiencia nos enseña que la juventud es un periodo de tiempo en nuestra vida por el que hay que saber transitar, ya que si no se camina bien y por querer atajar el camino, el recorrido se puede convertir en un pasaje de incierto devenir convirtiendo en estúpido al mejor de los caminantes, y en idiota al más ilustrado.

FALTA DE SENSATEZ
Los hay que rebuscan hasta encontrar el material adecuado que refleje sus sentimientos en un incontenible y obsesivo afán de ridiculizar actuaciones. Sucede en todos los órdenes de la vida, pero cuando se trata de criticar lo que no nos place, ese afán, se torna compulsivo.

Consideran que es la mejor forma de ocultar defectos propios o de asimilados, sin darse cuenta que esa avidez solo demuestra falta de convencimiento en los argumentos propios y escasa proyección de comprensión.

LA SENCILLEZ DEL GESTO

Una música y una flor

Una puesta de sol y un poema

Un gesto y una sonrisa

Unas manos llenas de ternura

Unas arrugas en la piel y un beso

Una mirada y un deseo

Un viaje y un sueño

La sinceridad de un amigo

Un vaso de vino y un mantel

Una copa de licor y una inteligente conversación

!Hay tantas pequeñas cosas en armonía para conseguir ser feliz!

Sin embargo nos perdernos en sórdidos detalles y actuaciones que nadie nos ha pedido, sacrificando de forma ingrata la sencillez del gesto, condenando así los pequeños detalles que otorgan la felicidad, ignorando voluntariamente que el bienestar no siempre dependen de las grandes manifestaciones, que también se encuentran en las pequeñas cosas que nos rodean, y que cuando se hermanan, se convierten en gratos placeres que otorgan la felicidad cuando se acepta la sencillez de lo que se nos ofrece.

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